Civitas Mérida

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Submitit qui tota suos Hispania fasces

jueves, 14 de marzo de 2019

La Provincia de Mérida (I)

Una pregunta, ¿Es posible una provincia propia de Mérida?

Para que exista una provincia es necesaria dos cosas: un territorio y una ciudad predominante, íntimamente ligada al mismo, idónea y que pueda ejercer de su capitalidad.

Que Mérida es una ciudad idónea para ejercer la capitalidad de un territorio determinado está fuera de toda duda. Fue fundada con esa finalidad y así lo ejerció en épocas pretéritas. Con romanos y visigodos fue la capital de la provincia de Lusitania; posteriormente, de la Kūra o Cora (provincia) musulmana de Mārida y en la actualidad, capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

Como vemos, a lo largo de los más de 2000 años de existencia, Mérida ha sido y ejercido de Capital de amplios territorios, territorios muy extensos comparados con las dimensiones de las actuales provincia españolas.

Pero Mérida tuvo siempre un territorio más cercano, más íntimo por decirlo de alguna forma, ligado a la propia ciudad y a los que les dio su propia personalidad. Y es en base a ese territorio donde voy a describir la que posiblemente pudiera ser la “provincia de Mérida” dentro de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

Primero veremos el territorium de Augusta Emerita durante los periodos romano y visigodo; seguiremos con el territorio de la Cora musulmana, para a continuación ver el espacio que abarcó la Encomienda y Partido de Mérida con la Orden de Santiago y terminar con el Partido Judicial de Mérida creado a partir de la división en Provincias de Javier de Burgos y las áreas administrativas de Mérida en la actualidad (comarca, área de Salud y Partido Judicial). Una vez hayamos definido la extensión territorial y demográfica del mismo, haremos la comparativa con otras provincias ya existente y de similares características a la obtenida para Mérida.

EL TERRITORIUM DE AVGUSTA EMERITA.-

No nos vamos a detener en determinar la extensión de la antigua provincia romana de Lusitania, como tampoco lo haremos de su Conventus Iuricus y mucho menos de la Diocesis Hispaniarum de la que también fue Capital. Pero sí vamos a determinar cuál fue su ager o territorium, aquellas tierras propias de la ciudad que fueron ofrecidas a sus habitantes, los emeritis de las Legiones V “Alaudae” y X “Gemina”. Lo que hay conocemos como su “término municipal”.

Tenemos la gran ventaja de que este territorio, muy amplio, ha sido extensivamente estudiado por eruditos en la materia y por lo tanto, es bien conocido. Basándonos en el trabajo editado en PDF de Tomas Cordero Ruiz “Una nueva propuesta sobre los límites del ager emeritensis durante el imperio romano y la antigüedad tardía”, en su página 162 nos describe el mismo:

“El límite meridional del territorio es definido por las sierras de Hornachos, Los Santos y María Andrés. Al oeste de esta línea, la divisoria seguiría el curso del río Olivenza hasta su desembocadura en el Guadiana. A partir de aquí la demarcación occidental se ceñirá en sentido suroeste-nordeste, a los cauces de los ríos Guadiana, Gévora y Zapatón hasta el nacimiento de este último en el extremo oeste de la sierra de San Pedro, que actuaría junto a las sierras de Montánchez y Guadalupe como frontera septentrional. El límite oriental estaría señalado por el río Matanchel y las sierras de Hornachos y Peñas Blancas. Mientras que al norte del Guadiana el ager se extendía de manera continua hasta llegar a la sierra de San Simón, en cuyo extremo norte se localiza el sitio de “Mojón Gordo”, encuadrado entre los cauces de los ríos Ruecas y Gargáligas al sur y las sierras de Montánchez y Guadalupe al norte”

Es decir, al sur del Guadiana toda la Tierra de Barros y la comarca de Olivenza con Badajoz; y al norte del mismo, todo el territorio comprendido entre el Guadiana y las sierras de San Pedro, Montánchez y Guadalupe.

Para los visigodos, Bruno Franco Moreno en su tesis doctoral “De Emerita a Mārida. El territorio emeritense entre la Hispania Gothorum y la formación de al-Andalus (ss. VII-X): Transformaciones y pervivencias” de 2008, trabajo editado en PDF, nos dice que Mérida seguía siendo un;

“(…) núcleo urbano de primera categoría (…) considerada una de las ciudades más pobladas y dinámicas del occidente europeo en el transcurso de los ss. IV-VIII (…) Pensamos que los límites geográficos del marco administrativo se ampliarían sobre otros territorios próximos que en tiempos pasados estuvieron bajo la jurisdicción de núcleos urbanos que en este siglo apenas mantienen la categoría de civitates, y por tanto han perdido toda capacidad legislativa y administrativa (…) [la] más que probable ampliación de su territorio, que se vería incrementado hacia el norte y el sur, debido entre otras causas, a la pérdida de importancia social y administrativa de núcleos otrora importantes, como fue el caso del núcleo preagustal de Cáceres”.

Para limitar ese territorio posteriormente en las páginas 160 y 170:

“Por tanto, todo parece indicar que el marco geográfico que comprendía el territorio emeritense, durante toda esta fase de la Antigüedad Tardía, hubo de ser superior a los 20.000 kilómetros cuadrados, los cuales se verían incrementados considerablemente durante el periodo emiral de al- Andalus y que en la actualidad pertenecen administrativamente a las provincias de Badajoz, Cáceres y una pequeña franja de la zona Oeste de la región del Alentejo, ya en la vecina Portugal. Su extensión alcanzaría buena parte del margen medio del río Guadiana y de las estribaciones montañosas cercanas, de modo que llegaría a abarcar en dirección Este, desde las proximidades de la antigua Lacimurga Constantino-Iulia (cerca de la actual población pacense de Puebla de Alcocer) hasta enlazar con Trujillo, considerada un praefectura de Mérida durante el altoimperio, aunque para este periodo todo indica que dependía de Mérida. También debía incluir los primeros escarpes de la Sierra de Guadalupe y la Sierra de Montánchez, adentrándose en la provincia de Cáceres hasta sobrepasar la antigua Norba Caesarina. Hacia el noroeste incluiría buena parte de la Sierra de San Pedro, hasta alcanzar por el oeste el actual territorio portugués próximo a las ciudades de Borba y Alandroal, para continuar hacia el sur por la margen izquierda del Guadiana hasta dar con el arroyo Fregamuñoz y así hasta englobar las sierras de María Andrés, Sierra Vieja, Sierra de los Santos y Sierra Grande”.

LA CORA O PROVINCIA MUSULMANA DE MARIDA

La llegada de los árabes a la península supone una nueva reorganización territorial, en buena medida hereditaria de las antiguas divisiones provinciales romano-visigodas, pero ahora adaptadas a la nueva organización regional (provincia) denominada Kūra o Cora, que en el caso de Mérida, ocupará un extenso territorio, derivado en buena medida del momento mismo de su fundación.

Siguiendo a Bruno Franco Moreno en su tesis doctoral “De Emerita a Mārida. El territorio emeritense entre la Hispania Gothorum y la formación de al-Andalus (ss. VII-X): Transformaciones y pervivencias” nos define en la página 134:

“El amplio territorio jurisdiccional dependiente de la Mérida islámica quedaría dividido de norte a sur, durante buena parte de los siglos IX-X, por las siguientes unidades fundamentales:
*Las primeras estribaciones de la Sierra de Gata, con los piedemontes de los valles del Arrago y el Alagón.
*Los riberos de la red del Tajo
*Las Sierras de Sấo Mamede y San Pedro hacia el noroeste
*La penillanura trujillano-Cacereña hacia el noreste
*El escarpe rocoso de las Sierras de las Villuercas y Guadalupe
*Las vegas del Guadiana y Tierra de Barros con las sierras de María Andrés y Sierra Grande-Río Matachel
*Buena parte de la penillanura de la Serena y Los Montes
*Y por último parte de las primeras estribaciones de Sierra Morena hacia el sur-sureste”.

El mismo autor en otro trabajo titulado “Territorio y poblamiento en la Kura de Marida durante el emirato omeya (siglos VIII-X / II-IV) La provincia musulmana de Mérida” igualmente editado en PDF, página 171 nos dice que:

“Tenía una extensión aproximada cercana a los 20.000 kilómetros cuadrados, que en la actualidad pertenecen administrativamente a las provincias de Badajoz, Cáceres y zonas limítrofes de la región del Alentejo en Portugal, configurándose por tanto como una de las coras más extensas de al-Andalus.

Comprendía desde la comarca de la Serena (Benquerencia de la Serena), hacia el noroeste Logrosán (Lukrusan) ya en la provincia de Cáceres, Trujillo, incluyendo Coria y adentrándonos en territorio portugués, siguiendo hacia el sur por la margen derecha del Guadiana hasta enlazar con Jerez de los Caballeros (que pertenecía a la cora de Beja), Calzadilla de los Barros, para seguir hacia el sur por los actuales términos de Fuente de Cantos, Montemolín y Monesterio y, subir posteriormente hacia Azuaga, para entroncar otra vez hacia la margen derecha del río Zújar hacia la comarca de la Serena”.

El anónimo denominado como Dikr o Crónica Anónima, viene a cifrar en más de 3.000 las alquerías de la kūra de Mérida, «unidas entre sí por plantaciones, arboledas, olivares, viñedos y todo tipo de árboles frutales».

Agradecimientos a A.R.T. por la dedicación y los datos.


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